jueves, 12 de marzo de 2009

CRÓNICA DE ESPERANZA SERRANO AMADOR


TARDE DE TOROS (VALENCIA 07.03.2009)
Éramos muchos los que en la tarde del 7 de marzo acudimos a la plaza de toros de Valencia, la de Xátiva, a aupar a Pedro Marín. Amigos todos, con la ilusión, el miedo y el recuerdo de aquella grave cornada que no podíamos olvidar.
Todas las críticas taurinas son favorables, no se puede decir mucho más al respecto, porque las faenas que Pedro hizo han quedado grabadas y escritas y están ahí, para siempre.
La del tercero porque fue el mejor novillo, porque, además de querer y saber hacer, necesitas la suerte del toro y, ya era hora, Pedro la tuvo esa tarde. Tranquilo, muy tranquilo y despacio, sin prisas, tomándose su tiempo, le sacó unas tandas extraordinarias a ese tercero que fue aplaudido en su arrastre. Por naturales y con la izquierda, los pases de verdad, los de los buenos toreros, demostró que sabe y quiere llegar. La del sexto, malo, malo, con la cabeza baja y parado, era uno de esos toros que te tiene el alma en vilo, pero Pedro aguantó los cabeceos del novillo, las paradas del bicho que le ponía los pitones en la ingle. Ganó el torero demostrando valentía y temple. Remató la faena con una buena estocada, algo baja, certera, que hizo que la plaza entera, ansiosa por el triunfo del maestro, le abriese la puerta grande.
A partir de ese momento todos los nervios y los miedos desaparecieron. Pedro había triunfado en esa plaza que le vió casi morir.
Miraba al público y analizaba sus caras, de todas ellas se podía hacer una lectura llena de emociones y sentimientos. Algunos no miraban la faena, no querían ver, sólo oían los murmullos de la gente y con eso era suficiente para saber que la cosa iba bien, otros rezaban, yo creo que suplicaban que todo acabase y acabase bien, sufrían por Pedro. Cuando brindó el tercero a su “salvador” no podías mirar la cara de los que te rodeaban porque te contagiaban la emoción, emoción retenida, intentando que no saliesen las lágrimas, agradeciendo que ese hombre estuviese allí aquella tarde y dándole gracias por estar aquí esta tarde.
Fue una tarde de miedo, temor, esperanza, ilusión y alegría. Pedro salió a hombros por la puerta grande, triunfó y sólo quedó, al final, el recuerdo de una buena tarde de toros con el final que todos ansiábamos: triunfo.
Buena suerte Pedro.
Esperanza Serrano Amador.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Anónimo dijo...
Gracias por hacernos participes de tan estupendos relatos, llenos de vida, de lucha, de ambicion, de unas ganas de vivir y triunfar desmesuradas. Leyendo vuestras cronicas nos haceis disfrutar y participar a todos los que no pudimos estar presentes.

12 de marzo de 2009 22:13